15 Junio 2018

Cuando una pequeña empresa comienza operaciones, cualquiera que sea su mercado, siempre se va a encontrar con una gran competencia frente a otras empresas de igual o mayor tamaño. Además de la calidad de sus productos y servicios, para poder diferenciarse del resto, toda pyme necesita contar con una identidad corporativa sólida.

De forma simple, la identidad corporativa es la manifestación gráfica que constituye la imagen de una empresa, incluyendo su logotipo, la tipografía, el diseño y los colores que utiliza. Estos elementos sirven para distinguir y diferenciar a un negocio del resto; conforman el rostro de la empresa y expresan al público lo que ésta desea comunicarles.

Para poder transmitir la identidad de una empresa es necesario que su público reconozca su imagen y vea en ella la calidad de sus productos. La forma más tradicional de comenzar a difundir la identidad corporativa, es a través de elementos gráficos que sirvan para que los diferentes públicos de la empresa puedan identificar a la marca, como tarjetas de presentación y papelería personalizada.

Muchas empresas que recién comienzan operaciones ven este tipo de artículos como un gasto difícil de costear y al que no le ven mucha utilidad. Más allá de ser un gasto, en realidad es una inversión. “La identidad corporativa, además de ser un factor de diferenciación frente a la competencia, le da seriedad al negocio, mostrando seriedad y profesionalismo hacia los clientes. Una imagen bien cuidada y diseñada, no sólo le da certeza al público de estar tratando con una empresa seria, sino que además es un indicio de calidad y compromiso hacia ellos.

De forma complementaria, los elementos gráficos impresos de la empresa, actúan como una herramienta de marketing para alcanzar a públicos específicos. A través de una tarjeta de presentación, por ejemplo, además de darle nuestros datos principales de contacto a un prospecto o cliente, se puede jugar con la forma y el diseño de la misma para ofrecer una presentación creativa y diferente a las tarjetas cuadradas de siempre”.

Otro motivo para reforzar la identidad corporativa de una marca, es el valor que ésta adquiere dentro del mercado al ganar cierto reconocimiento. Dentro del mercado de los jeans, por ejemplo, un par de pantalones de una marca desconocida pueden tener un valor de 200 pesos, aproximadamente; el mismo par de jeans, con una marca reconocida o de moda, puede tener un precio por encima de los mil 500 pesos. Lo que cambia el valor del producto no es la calidad del mismo, sino el valor de la marca detrás de él.

Hoy en día, muchas empresas dedican sus recursos y esfuerzos en atender sólo la parte digital de su imagen corporativa, dejando de lado o ignorando por completo los elementos gráficos impresos. esta acción aleja a un porcentaje significativo de sus clientes potenciales, debido a que, si el negocio apenas está operando a nivel local, necesita fortalecer su presencia dentro de su mercado inmediato antes de crecer hacia otros lugares.

 Es cierto que, gracias a la conexión con el mundo que posibilita promocionarse en Internet, las empresas deben pensar globalmente. Sin embargo, los pequeños mercados locales son un nicho muy fuerte que presenta una oportunidad de crecimiento para las pymes, y es más factible crear vínculos con este público a través de artículos promocionales con la imagen de nuestra empresa, como pueden ser bolígrafos, lápices o folletos, que muestren el profesionalismo del negocio y el compromiso hacia sus clientes.

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