La inteligencia artificial (IA) ha demostrado ser una herramienta poderosa en diversos sectores, desde la atención médica hasta la manufactura, pasando por la logística y el comercio electrónico.
Sin embargo, para aprovechar al máximo su potencial, debemos tener en cuenta que la tecnología está diseñada para complementar y asistir a las habilidades humanas, no para reemplazarlas. La interacción entre el ser humano y la IA es un aspecto clave en la búsqueda de resultados óptimos.
La importancia de la humanización en el uso de la tecnología, incluyendo la IA, es un tema fundamental en el ámbito de las tecnologías de la información. A medida que avanzamos en la era digital, es crucial comprender que la IA no busca reemplazar al ser humano, sino más bien mejorar y potenciar nuestras habilidades, generando empresas más rentables y colaboradores más productivos, al tiempo que se mejora la calidad de vida de las personas”. Fernando Gastron, director de Ecosistemas
La inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta poderosa para mejorar la eficiencia y la productividad en diversas industrias. Algunos robots que usan IA, como Rocketbot, se usan automatizar procesos repetitivos y rutinarios, liberando tiempo y recursos para que los profesionales se concentren en actividades que requieren de habilidades humanas, como la toma de decisiones estratégicas, la resolución de problemas complejos, la creatividad y la interacción social.
Al delegar tareas más mecánicas y monótonas a la IA, los colaboradores pueden centrarse en aquellas que aprovechan sus habilidades únicas y les permiten agregar un mayor valor a la organización.
Además, la IA puede proporcionar insights y análisis de datos en tiempo real, lo que ayuda a tomar decisiones más informadas y estratégicas. Al aprovechar el poder de la IA para analizar grandes volúmenes de información, las empresas pueden identificar patrones, tendencias y oportunidades que antes pasaban desapercibidas.
Esto permite una mayor agilidad en la toma de decisiones y una capacidad de respuesta más rápida a los cambios del mercado. La humanización en el uso de la tecnología implica considerar las necesidades, expectativas y valores humanos en el diseño, implementación y uso de las soluciones tecnológicas.
Esto implica tener en cuenta aspectos éticos y sociales al desarrollar y considerar los impactos en los colaboradores y la sociedad en general. “Es esencial capacitar y educar a los profesionales para que puedan adaptarse y aprovechar las oportunidades que las tecnologías ofrecen. Esto no solo implica habilidades técnicas, sino también habilidades socioemocionales, como la empatía y la comunicación efectiva, que son fundamentales en la interacción humana y en la creación de relaciones sólidas con los clientes y colegas”, indica Gastron.
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En resumen, la humanización en el uso de la tecnología, especialmente en el ámbito de la IA, es esencial para aprovechar su potencial y obtener beneficios significativos. La tecnología debe diseñarse considerando las necesidades y valores humanos, y trabajar en sinergia con las habilidades y capacidades de las personas. Al hacerlo, podemos lograr empresas más rentables, colaboradores más productivos y una mejor calidad de vida, generando un impacto positivo en la sociedad en general.