Por José Bonilla, CALA Systems Engineering Leader, Building & Data Center Connectivity en CommScope
El mundo ha sido testigo en los últimos años de avances tecnológicos que transformaron la forma en la que nos desarrollamos social y económicamente. Con esta evolución estamos obligados a tomar un impulso adicional, pues para gestionar remotamente los negocios, la educación, el entretenimiento y la socialización hemos tenido que realizar esfuerzos tremendos para implementar una infraestructura confiable que mantenga en constante movimiento la información, mientras preservamos seguros los datos.
Sin importar el enfoque social y de mercado que tengan las empresas, debieron considerar cambios en la arquitectura que soporten nuevos requerimientos, por lo que es importante para ellas estar al tanto de las tendencias que están impulsando la adopción de infraestructura y servicios en la nube.
Una de ellas es la migración a velocidades 400 y 800 gigabits por segundo, pues esa arquitectura de conectividad en los centros de datos requiere entregar un mayor ancho de banda y menor latencia, mayor rapidez de conexiones de switch a servidor y mayores velocidades de enlace hacia la red central, asegurando así pérdidas ultrabajas y facilidad de instalación; es decir, una operación con un ahorro de costos de mantenimiento.
Preparando el cambio a 400G/800G
Es un error creer que los centros de datos teniendo velocidades de 40G, o incluso 100G deban permanecer estáticos, en una falsa sensación de seguridad, pues hoy están viviendo un proceso de virtualización que provoca la necesidad de enrutar el acceso y la actividad de las aplicaciones de la forma más rápida posible. ¿Cómo lo estamos solucionando? Incrementando la capacidad y preparando para el futuro cercano a los servidores, los switches y la conectividad. Cada uno de estos elementos impulsa al otro a ser más rápido y menos costoso.
Este equilibro, sin embargo, no puede conseguirse sin una buena conectividad (la capa física de cableado) que es el adhesivo que sostiene la red, por eso los centros de datos toman ventaja de la variedad disponible, pero sobre todo de las nuevas opciones como Propel, una plataforma integral de alta velocidad que admite conectividad de 16 fibras y entrega hasta 144 fibras LC conectadas por RU (o 288 fibras que utilizan conectividad SN), por lo que ofrece la flexibilidad y densidad para avanzar sin problemas a 400 Gbps, 800 Gbps y más.
Lograr el equilibrio no puede conseguirse sin una buena conectividad que sostenga la red.
Trabajando hoy imaginando el futuro
Para Latinoamérica, al ser todavía una región en desarrollo, dar el salto hacia los 400G representa un reto aún más importante, que conlleva desafíos adicionales. La evolución en los centros de datos abre la posibilidad de impulsar la economía de los países, en tanto que la penetración del IoT (internet de las cosas) logra impactar la forma en que nos relacionamos con el mundo.
Según datos de Research and Markets, el crecimiento en el mercado de centros de datos en esta región entre 2021 y 2026 será de 7.6% de CAGR, y países como Brasil, México, Chile y Colombia, son los que concentran la mayor inversión en infraestructura de comunicaciones, y estás inversiones van de acuerdo con las necesidades tecnológicas del resto del mundo.
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Con el objetivo en mente de estar a la vanguardia, es posible para las empresas anticiparse a una transformación que solucione las demandas de alta velocidad con mayores requisitos de fiabilidad para que puedan comenzar a planificar desde este momento. El desafío ahora es comprender los pros y los contras de las opciones de servidores, switches y conectividad y, al mismo tiempo, ser capaces de reconocer la interrelación entre los componentes para lograr un equilibrio.
Lo más probable es que un cambio en la infraestructura de cableado óptico afecte a la selección adecuada de transceptores, configuraciones de puertos y conectores. En ese sentido, es necesario encontrar y sacar provecho de una plataforma completamente integral, que ofrezca todo lo que se requiere de una sola vez, y proporcione agilidad para adaptar sus configuraciones sobre la marcha, y así mantenerse al día ante las cambiantes demandas de información que actualmente nos están llevando a migrar a velocidades de 800G, 1.6 T y más allá.